domingo, 4 de marzo de 2018

Capítulo 25. Iconografía surrealista y existencialista



Chema Madoz, Gotas de agua, 2015.
Esta imagen suprarrealista, metafísica o
surrealista carece de otro propósito 
que la sorpresa lúdica para el espectador: 
los trampantojos nos divierten; 
carece de intención alegórica
En este capítulo tratamos el Surrealismo y el Existencialismo, a menudo conectados en la iconografía desde el tiempo de Entreguerras (1920-1940), porque en ambos movimientos artísticos  se hace hincapié en el aspecto psicológico de la existencia.
 
  ACLARACIÓN TERMINOLÓGICA     
Es fácil atragantarse con algunos adjetivos iconográficos así que trataremos de arrojar alguna luz sobre ellos.
(1) Imagen surrealista o suprarrealista significa imagen cuyo contenido o iconografía carece de referencia probable en el mundo real. Ambos adjetivos, "surrealista" y "suprerrealista", son aceptados por el Drae. Las imágenes surrealistas son tan antiguas como el ser humano si pensamos en figuras imposibles como los animales híbridos que representaban nuestros antepasados antiguos.
(2) Imagen simbolista o alegórica es aquella que emite un significado nítido o sugerido (poético) representando algo irrepresentable. Por ejemplo, no se puede representar un grito, pero el pintor noruego E. Munch es autor de una famoso cuadro que representa uno. En tal caso, esa imagen es alegórica, simbolista o simbólica. A menudo las imágenes surrealistas tienen un propósito simbolista, pero no siempre. Hemos tratado el Simbolismo en el capítulo 23, pero refrescamos este concepto ahora porque a menudo la iconografía surrealista se elabora con intención simbolista o alegórica.  
(3) Imagen metafísica significa también imagen surrealista; en esta ocasión el adjetivo "metafísico" alude a algo más allá del mundo físico, lejos de lo sensorialmente comprobable. 
(4) Imagen onírica. "Onírico" significa relativo al sueño. A menudo calificamos las imágenes surrealistas o metafísicas como oníricas, porque son probables en el mundo fantasioso de los sueños.
(5) Imagen conceptual. La mayor confusión la genera el empleo indiscriminado del adjetivo "conceptual" para referirse a la imagen artística. Debemos consignar al menos dos acepciones comunes en nuestros días: (en adelante, cuando aludo a la primera, que considero incorrecta, escribo el término con comillas ("conceptual"); cuando aludo a la segunda, sin comillas (conceptual). Vayamos por partes: 
(5.1) Imagen "conceptual" como imagen surrealista de propósito simbolista o alegórico, cuando se combinan dos imágenes contradictorias y se infiere un significado. Iconografía hoy dominante en los medios de comunicación gráfica, en particular viñetas satíricas para periódicos y carteles para eventos culturales.   
Viñeta de iconografía conceptual. Las viñetas de Eneko publicadas en diarios como 20 Minutos y Público contienen casi siempre dos elementos iconográficos cuya combinación permite deducir un nuevo símbolo, y este, casi siempre, irónico o mordaz. En la viñeta seleccionada tenemos por un lado estatua estadounidense muy célebre en la que los soldados izan una bandera, y que alude al esfuerzo militar y parece ensalzar el patriotismo; pero la bandera ha sido sustituida por un muñeco de Pinocho, símbolo de la mentira. Se deduce que el dibujante desconfía de la propaganda de guerra... por lo menos. 

(5.2) Imagen conceptual en tanto que imagen que carece de valor material intrínseco. Esta acepción es la propia del arte conceptual que podemos encontrar en galerías y museos de arte. En el arte, la vía conceptual complementa a la figurativa y a la abstracta: constituye una tercera posibilidad. Esta manera de trabajar ha sido la propia de vanguardias como el Dadaísmo, el Conceptual Art, el Pop en algunos artistas como Warhol y, recientemente, el Apropiacionismo. Las imágenes conceptuales carecen de valor material intrínseco porque no son el resultado de la habilidad o el el virtuosismo manual de sus autores; por el contrario, acostumbran a ser imágenes previamente realizadas por otros que el artista conceptual se apropia y hace suyas por medio de leves intervenciones, hasta el punto de desatar en ocasiones, polémicas e incluso procesos judiciales. Véase capíulo 29. 
La vocación de símbolo (en este caso, múltiple) se materializa en este caso con estilo cubista sintético e iconografía surrealista (asociación imposible de escenas). Picasso, Guernica, 1937, Madrid, MNCARS
Calavera de trampantojo formado por mujeres desnudas (símbolo contradictorio: vida y muerte) y típico gesto daliniano, al mismo tiempo tenso y calmo.
Philippe Halsman, In mors voluptas, 1950
Surrealismo y trauma    Desde finales del siglo XIX un nuevo enfoque explica nuestra humanidad: la psicología. Es llegado el tiempo de la humildad. Darwin nos enseñó nuestra proximidad con todos los organismos vivos; Freud amplió esa explicación al describir nuestros miedos atávicos e instintos como motores de nuestro comportamiento, más poderosos a menudo que nuestra voluntad o nuestras convicciones racionales. ¿No es libre entonces el ser humano? La proyección de ese ser desconocido que vive dentro de nosotros (yo) y cuyas características indeseables ocultamos con la careta de nuestra personalidad (ego) produce imágenes extrañas, oníricas, surrealistas. Naturalizar lo diferente, lo minoritario, la alteridad, es tarea necesaria en un mundo donde se respetan los derechos individuales. Cuando escribo estas líneas escucho en la tele que ha ganado el Óscar a la mejor película La forma del agua (Guillermo del Toro, 2017), impresionante fantasía surrealista. 
El surrealismo ya conoció un tiempo de éxito en el siglo XVI; entonces, la ambigüedad espiritual de la Europa cismática de la Reforma, atravesada por guerras de religión, se proyectaba en el arte como figuras monstruosas. Quizás el surrealismo haya regresado en nuestra era contemporánea para suturar nuevas heridas espirituales: el ateísmo, que nos ha confirmado mortales, la perturbadora teoría psicoanalítica de Freud arriba señalada; y, desde luego, el trauma de las guerras mundiales, de una perversidad nunca imaginada. Y desde luego continúa de actualidad gracias a los holocaustos y genocidios que contemplamos a diario en televisión.
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Pablo Amargo produce trampantojos 
deslumbrantes asociando objetos 
cotidianos. Portada de 2010 para 
Ramdom House

Surrealismo: trampantojo y collage   Las técnicas más empleadas por el Surrealismo para hacernos ver lo que carece de existencia física son tres: (1) el trampantojo, (2) la asociación imposible de objetos por medio del collage y (3) la combinación de ambos procedimientos. Ejemplos muy celebrados del tiempo original del Surrealismo son los retratos realizados por Salvador Dalí (el de Mae West fue desarrollado también en tres dimensiones); y en nuestro tiempo, las ilustraciones de Pablo Amargo y las fotos de Chema Madoz.
Imagen, pero también interiorismo 
si lo visitas en el museo de Figueras.
Dalí, Mae West, 1935, Chicago, Art Institute

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Impresionante trampantojo con sofisticadísima chatarra. 
Tim Noble y Sue Webster, La vida real es basura, 2002





Saul Steinberg, Chica en el baño, 1949, 
Nueva York, Fundación Steinberg
Nómina de artistas     Un pionero del imaginario imposible fue el italiano Giorgio de Chirico, pues sus cuadros de maniquíes humanizados datan de antes de la Gran Guerra; era realmente coetáneo de los futuristas pero representaba una sensibilidad e intereses diferentes y denominaba a su arte "pintura metafísica".



Contenidos surrealistas en estilo expresionista.
Chagall, A mi mujer, 1933, París, Pompidou






Man Ray, Sublimación del polvo, 1920
Max Ernst, Frederick Sommer, 1946, 
Nueva York, MOMA










 
 
 
 
 
La denominación “surrealista” o “suprarrealista” llegará después de la guerra, de nuevo en París y de nuevo en torno a figuras literarias de peso intelectual como André Breton y Louis Aragon; fue Breton quien redactó el manifiesto de 1925. 
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Próximos a ellos pululaban los artífices de la imagen onírica. Entre los más famosos, Yves Tanguy, pintor de entidades orgánicas ambiguas; René Magritte, cuyas imágenes siempre representan una idea al tiempo surrealista y jocosa al alcance de todos los intérpretes; los ingeniosos Max Ernst y Man Ray, capaces en todas las técnicas; Cecil Beaton, creador de maravillosas fotografías de moda con procedimientos surrealistas; Phillip Hallsman, famoso por sus retratos de Dalí, y Herbert Bayer, fotógrafo también; el cineasta surrealista Luis Buñuel. También en América latina el surrealismo será especialmente fecundo. En México Frida Kalho asume la libertad de asociación iconográfica, patrimonio tanto del simbolismo como del surrealismo, para expresar la crudeza de su vida. Maruja Mayo escapó de la España franquista para desarrollar su arte metafísico en Argentina.
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Joan Miró abrió un nuevo camino con su particular surrealismo de figuras tan esquemáticas que la mirada apenas acierta a representárselas.
En el aula hemos visto carteles y portadas surrealistas y simbolistas debidas a artistas como el italiano Armando Testa, Günter Ranbow, Henry Wolf, etc. 
En el siglo XXI Banksy representa un ideal de artista surrealista-simbolista, revistiendo paredes de todo el mundo con mensajes antibelicistas. Artista una veces "conceptual" y otras decididamente conceptual, como cuando envió a subasta uno de sus dibujos dentro de un marco que escondía una cortadorade papel y que se accionó automáticamente en cuanto el dibujo encontró comprador. Sucedió ante las cámaras y puede considerarse una de las obras maestras indudables de arte conceptual. Se puede ver aquí: https://www.youtube.com/watch?v=ynHl7bU_aPU.  

Iconografía surrealista en estilo esquemático.
Joan Miró (Poetisa, 1940, privada) nos invita al juego 
de mirar: cuando más miras, más extraños seres reconoces
Collage fotográfico es la técnica más 
empleada por Heartfield para atacar 
con humor la carrera armamentística 
de la Alemania nazi. 
John Heartfield, portada de AIZ, 1936
Henry Wolf, portada de Show, 1963
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Richard Avedon, Dovima entre elefantes 
con traje de Christian Dior, 1955

Creative Crimminals, publicidad para la 
empresa alemana de trabajo temporal Jobsintown, 2009


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El cine, los videojuegos, el cómic; las creaciones figurativas más consumidas hoy sitúan a sus protagonistas en lugares inexistentes, en tiempos aún no vividos, y dotados de características irreales. El triunfo de la ficción y lo fabuloso es también el triunfo del surrealismo.
Pero sobre todo la imagen surrealista de asociación de elementos dispares permite una rápida lectura, lúdica, como la mayoría de fotos de Chema Madoz, o moralista, como los grafitis más celebrados de Banksy. Más allá del vandalismo que ensucia nuestro entorno con pintura, algunos artistas del grafiti han logrado sublimar su especialidad echándole reflexión iconográfica a sus imágenes. 

Gráfica expresión del insulto racista. Armando
Testa, Las palabras pueden matar, 2014

Air France presentando como se merece 
su nueva flota de Airbus 380. Surrealista 
y de un valor simbólico innegable como 
publicidad de Francia: alta tecnología 
(Toulousse) y la exquisitez del jardín 
francés. Campaña publicitaria de 2015


Bansky, el más reconocido de los grafiteros, combina figuras en negro y atributos en 
colores vivos, como para evidenciar  el procedimiento técnico del collage y facilitar 
la comprensión del mensaje, este casi siempre una sugestiva contradicción


Suso33, Paisaje Tetuán, Madrid, 2015. Madrid está repleta de vacías medianeras ocasionadas 
por décadas de ayuntamientos indiferentes a la belleza de los distritos; el proletario 
barrio de Tetuán puede hacerse grato al caminante por medio de estas intervenciones muralistas 

Otra paradoja surrealista y moralista de Bansky
Pejac, sin título (grafiti), París, 2017. En la mancha de la pared se divisa el centro del famoso cuadro de Manet, Almuerzo en la hierba, y sugiere un símbolo de aquello que compete al arte en la sociedad, producir el escándalo, como a menudo suscitan los grafitis



Existencialismo     Algunos artistas han tratado de representar la soledad, la alienación decimos a veces, de la vida urbana. Separados del entorno natural en que fuimos creados, perseguimos quimeras extremadamente ambiciosas (que a menudo olvidamos que lo son) como amores eternos, carreras de éxito social, riqueza material. Particularmente en Estados Unidos, el existencialismo parece un producto del capitalismo. Edward Hopper es el artista fundamental de este enfoque artístico, creador de célebres imágenes como Noctámbulos y 11 de la mañana (reproducidas bajo estas líneas), algunas imitadas en el siglo XXI por Philip-Lorca diCorcia.

Edward Hopper, Noctámbulos, 1942, Instituto de Arte de Chicago. Una de las imágenes más famosas del arte del siglo XX y todo un símbolo de la soledad urbana

E. Hopper, Eleven A.M., 1942, Smithsonian

Philip-Lorca diCorcia, Iolanda, 2011



 

Gregory Crewdson, Summer Rain, 2001, 144x223, serie Beneath the roses.

Famoso por sus escenografías de la serie Crepúsculo y fotógrafo de escenas muy cinematográficas, creadas con un equipo formidable. Otro Hopper fotográfico


¿Es esta una mirada sublime como la de El caminante entre las nubes de Friedrich? Los rascacielos son en nuestro mundo un símbolo inigualable de ambición y éxito. Weng Feng, Sentarse en la pared: Guangzhou II, 2002


La editora de Vogue Italia Franca Sozzani incrementó la calidad de la publicación de moda hasta su fallecimiento en 2016 con imágenes como la presente, que parece una alegoría del aburriento supremo. Miles Aldridge, Velada nº 5, 2009, Vogue Italia



Lo bueno de un libro digital como el nuestro es que podemos cambiar de portada cada vez que queremos compartir una imagen. Este otoño he ...