miércoles, 22 de noviembre de 2017

Capítulo 13.- Iconografía manierista (Edad Moderna, años 1535 a 1625)


Cariátides, atlantes o telamones, híbridos monstruosos diseñados por Vredeman de Vries, siglo XVI

Monstruos
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Italia lideraba el arte y la religión en Europa cuando, iniciado el siglo XVI, un sacerdote alemán, Martín Lutero, le arrebató la iniciativa de la segunda. Sus protestas contra la corrupción eclesiástica fueron aprovechadas por los príncipes del norte de Europa para desembarazarse de sus obligaciones con el obispo de Roma, provocando un cisma que no pudo arreglarse. Desde entonces, habrá una Europa con iglesias reformadas (la Reforma: anglicana en Inglaterra, calvinista en Suiza, luterana en Alemania y Escandinavia) y una Europa mediterránea leal al papa. Es decir, la reforma protestante no fue una herejía más que pudo ser acallada con un puñado de ejecuciones; por el contrario, media Europa renegó de la Iglesia romana.
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Este cisma religioso colosal se vivió como un cataclismo filosófico, un seísmo del pensamiento. ¿En qué creer y por qué? Todas las verdades que daban seguridad a la persona renacentista quedaron en suspenso y cuestionadas. Costó guerras internacionales (las emprendidas por el emperador Carlos V contra los luteranos), guerras civiles (las llamadas “guerras de religión” en Francia e Inglaterra). La ambivalencia ideológica que supone esta simultaneidad de religiones en la Europa del siglo XVI se plasma en el diseño manierista como esquizofrenia, monstruosidad, ambigüedad, humor o sorpresa; elementos todos ellos que no habían hecho acto de presencia en el extinto arte renacentista.
Virtuosismo en las texturas, estilización en lasproporciones, hermetismo en la iconografía:
manierismo (¿quién podría explicar qué sucede en esta escena?). Parmigianino, Madonna del cuello largo, siglo XVI, Florencia, Uffizi

ESTILO     
NATURALISMO MANIERISTA     El estilo figurativo puede llamarse manierista cuando el naturalismo cede parcialmente ante algunos recursos expresionistas, en particular la pérdida de proporción de las figuras representadas. Parece que el primero en representar a las figuras con dimensiones sobrehumanas fue Miguel Ángel en la Capilla Sixtina; los demás le siguieron (Parmigianino, Madonna del cuello largo). Pero algunos fueron más lejos y distorsionaron también el color y la luz (El Greco).
A menudo la obra manierista nos parece “arte por el arte”, arte que versa menos sobre el tema que representa y más sobre el cómo representarlo de manera original, diferente, sorpresiva. El arte manierista habla al diletante sobre plasticidad e iconografía, y exonera la preocupación por la narrativa clara y concisa del anterior estilo renacentista. Esto es evidente en los Descendimientos de Pontorno (Capilla Capponi, Florencia) y Rosso Fiorentino (Catedral de Volterra). En Venecia, Tintoretto recrea las escenas religiosas con anécdotas costumbristas que parecen hacerles la competencia y una perspectiva imposible que irritaría a cualquiera de sus predecesores renacentistas (Última Cena, San Jorge).
Tintoretto, Última cena, 1595, San Jorge (Venecia)
 
 
 
NUEVA TÉCNICA     
ESGRAFIADO          Una nueva técnica figurativa se añade al catálogo de las artes plásticas: el esgrafiado, el cual permite convertir las paredes exteriores en superficies pintadas. Cueros y grutescos adornan la fachada del Palacio de los Caballeros en Pisa (Vasari); amplias escenas narrativas se representan en la Casa Esgrafiada de Weitra (Austria). 
Esgrafiado. Vasari, Palazzo Carovana dei Cavalieri, Pisa
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ICONOGRAFÍA     
MONSTRUOS     El monstruo, en sentido amplio, es el protagonista de la iconografía manierista:
Arcimboldo, Rodolfo II como Vertummo.
Estocolmo, Palacio Sklosterius. Arcimboldo
 fue el maestro del retrato surrealista

(1) Representaciones literales de monstruos habitan parques y jardines (Pirro Ligorio, Parque de los Monstruos, Bomarzo) y habitaciones palatinas (Giulio Romano, Caída de los Gigantes, Palacio de Te, Mantua), o te esperan con la boca abierta junto a la calle (Palazzo Zuccari, Roma). 
Sacro Bosco di Bomarzo, un parque monstruoso, siglo XVI

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(2) Más abundantes, los monstruos de ambigüedad orgánica se cuelan en la decoración de paredes y los muebles; hablamos de telamones, atlantes y cariátides, muchos de ellos con piernas de estípite.
(3) El marco orgánicos (cueros) y fantasioso (cartuchos), donde se entrelazan los elementos más fantásticos (grutesco) enmarcan escenas en las paredes de los palacios (Rosso Fiorentino, Galería de Francisco I, Palacio de Fontainebleau) y en los frontispicios de los libros (Vredeman de Vries, Cornelis Floris, Zuccaro).
Los cartuchos son marcos de aspecto
muy ambiguo, unas veces parecen cueros
retorcidos (de ahí la voz sinónima "cuero"),
pero también rostros de monstruos.
Zuccaro, cartuchos, 1571, Londres, V&A

(4) El monstruo conquista el objeto por completo, que abandona su naturaleza para devenir otra cosa: Adam van Vianen, aguamanil
Incontables caras monstruosas se fusionan en el
célebre aguamanil de Adam van Vianen (Utrecht, 1614),
ejemplar conservado en Amsterdam (Rijksmuseum)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
FUTURO     
TRASCENDENCIA DE LA PLÁSTICA MANIERISTA     Numerosos artistas de la figuración Art Nouveau volverán a estilizar las figuras (Klimt, por ejemplo); más tarde Botero se hará famoso por engordarlas. En fotografía destaca la figura controvertida de Diane Arbus, conocida por haber retratado personas nacidas con defectos físicos y personas transgénero en un tiempo de extremado conservadurismo social.
Fotografía de Diane Arbus, ha. 1954

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