miércoles, 25 de octubre de 2017

Capítulo 4.- Iconografía en los imperios arcaicos (3.000 a 500 AEC)


Iconografía áulica: la monarquía

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Seguro que cuando se estrenó este relieve (en su día, policromado)
impresionaba al pueblo de Egipto. Rameses III somete a los
"pueblos del mar", invasión enemiga.
Templo del Millón de Años de Ramsés III, Habu, II milenio AEC
BIBLIOGRAFÍA

Balló, Jordi, La semilla inmortal. Los argumentos universales del cine, 1991.

Gómez López, Consuelo, El arte en el Próximo Oriente antiguo, 2006. 

Keel, Othmar, La iconografía del Antiguo Oriente y el Antiguo Testamento, 2007. 

Vogler, Christopher, El viaje del escritor. Las estructuras míticas para guionistas, dramaturgos y novelistas, 1949. 

El mundo de la Edad Antigua suena peligroso porque sus estadios culturales se enuncian con los nombres de los materiales usados principalmente para construir armas: cobre, bronce, hierro. La defensa del territorio da lugar a un cuerpo especializado en las armas, los guerreros, los cuales comparten un ideal común: el héroe, esto es, el protagonista de tales proezas que los poetas cantan sus gestas y el mundo las recuerda para siempre. La propia fama es ya la inmortalidad.
La minoría armada se constituye paulatinamente en “poder de los mejores” (aristocracia) y se rodea de un cuerpo intelectual (clero o iglesia) destinado a reforzar la estabilidad del sistema engrandeciendo a los poderosos con exagerada publicidad (por ejemplo, certificando su origen divino) y consagrando, en definitiva, la monarquía. 
El arte iconográfico de los imperios antiguos sirve sobre todo a esa publicidad áulica, regia, monárquica e imperial, que se confunde con la religiosa cuando los mismos reyes devienen dioses. Los dioses ahora venerados exhiben superpoderes de destrucción masiva: rayos, inundaciones, lluvias de fuego.


ESTILO    
  
ABSTRAIZANTE        La idea de rey es más importante que el rey individual; así, salvo excepciones, no se producen retratos sino figuras de rasgos simbólicos convencionales. Es coherente entonces que el estilo naturalista ceda a un estilo un poquito menos preciso, más rígido, "abstraizante" o "geometrizado" decimos, donde los volúmenes y siluetas de las figuras parecen buscar formas geométricas sencillas: brazos casi perfectamente cilíndricos, ojos almendrados. Otras expresiones para referirse a este estilo son naturalismo geométrico y naturalismo arcaico. 
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Fieros gobernantes fueron los asirios. El rey Asurbanipal II
luchando contra un león. Todavía vemos más detalle,
más precisión naturalista, en el animal y en los vestidos
que en la representación fisionómica del rey. Procedente de 
Nínive, siglo VI AEC. Londres, Británico
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LITERATURA   
     
HÉROES     Literatura e iconografía están siempre íntimamente relacionadas, porque a menudo la segunda es la proyección visual de la primera.
La literatura más trascendente del período arcaico de la Antigüedad, datada hacia 2500 AEC, es el Poema de Gilgamesh, origen de casi todos los estereotipos pretéritos y futuros concernientes a los héroes (Jasón, Aquiles, Hércules... hasta Indiana Jones). Los héroes son hombres invencibles que viajan por el mundo y el inframundo luchando contra monstruos que, a primera vista, siempre los sobrepasan en poderío y tamaño. Grandes viajeros, desde Gilgamesh a James Bond, obtienen la inmortalidad transformándose en dioses u obteniendo fama internacional. En este mismo poema se encuentra la referencia más antigua conocida al "diluvio universal", famosa catástrofe que también generará imágenes y películas en el futuro.
Al II milenio AEC pertenece el Libro del Éxodo, origen de los dramas sobre las migraciones y la fundación de patrias.      
 
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ICONOGRAFÍA   
     
ÁULICA o HEROICA     Ambas cosas. En origen, no se diferencian la una de la otra. Los reyes antiguos, si hemos de creer lo que dejaron escrito sus "historiadores", provenían de estirpes heroicas que hundían sus raíces en personajes tan fabulosos como Aquiles y Hércules. Parecen decirnos que son legítimamente superiores porque por sus venas corre la sangre de inmortales gestas.
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DE GILGAMESH A INDIANA JONES    El héroe quedó perfectamente definido en la literatura más antigua conservada en el planeta: el Poema de Gilgamesh. Este héroe mesopotámico (acaso nombre de algún rey de Uruk) es protagonista de un viaje alucinante en busca de la inmortalidad. Por el camino pelea contra monstruos tan portentosos como el Toro del Cielo y goza del amor de Enkiddu mientras rechaza los favores de Ishtar. Su viaje termina en la desilusión: no existe la inmortalidad. 
Gilgamesh fija el modelo de héroe literario y cinematográfico en sus principales y más constantes rasgos: el héroe es siempre o casi siempre huérfano (a menudo su propósito es vengar al asesino de su padre), emprende un viaje cargado de peligros que le lleva a descubrir lugares exóticos y a tratar con enemigos y aliados, pero al mismo tiempo adquiere conocimiento de sí y del mundo; a menudo también valora  la fraternidad masculina sobre el amor sexual y evita el compromiso familiar. Sucesivas novelas, cuentos y películas enriquecerán la iconografía del héroe y los matices de sus andanzas: James Bond, Indiana Jones, Izan Hunt, Mulán.  
Gilgamesh peleando contra el Toro del Cielo y una pareja de leones, ayudado por Enkiddu. Grabado de un sello cerámico sumerio hallado en el cementerio de Ur, 3000 AEC.

Hércules matando a la hidra de Lerna, Madrid: MAN
Hércules matando al león de Nemea, mosaico hallado en Valencia, Madrid: MAN. Esta es la hazaña más reconocida de Hércules. Se dice que semejante león era invencible, dotado de garras metálicas y una piel que no se podía perforar. Hércules lo desquijaró y, en adelante, vestirá siempre la piel del león desde los hombros, como una capa, y su quijada como un casco. Esta iconografía de Hércules vistiendo el despojo del león de Nemea es la canónica de la antigua Roma, pues esta ciudad presumía de haber sido fundada por él


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A la izquierda, detalle de una copa pintada por el llamado "Pintor de los Jinetes"(VI AEC). A la derecha, Vladimir Putin, uno de los pocos mandatarios actuales que publicita su carrera con este tipo de iconografía
EL CABALLERO   El caballo representaba lo masculino en la cultura paleolítica. Este mensaje parece redoblarse en la Edad Antigua cuando el caballo se convierte en montura y arma de guerra. Los primeros guerreros representados como jinetes fueron los asirios, quienes debieron de aprender esta habilidad de pueblos más orientales. Los griegos continuaron esta iconografía para sus héroes y Roma la consagró con la estatua ecuestre del emperador Marco Aurelio para no abandonarse nunca más hasta principios del siglo XX.   
 
RECIBIENTO TRIBUTOS    Las ilustraciones de desfiles que finalizan junto al rey entronizado son tan antiguas como la ciudad de Ur (Estandarte de Ur, III milenio AEC, Londres: Británico). La mayor representación de esta iconografía se realizó para ilustrar las escaleras del salón del trono del emperador persa Darío el Grande (Apadana de Persépolis, IV AEC), en Persépolis.
"Cara de la Paz" del Estandarte de Ur (ca. 3000 AEC), Londres: Británico. Representado a mayor escala, el rey es atendido por esclavos, acompañado por la aristocracia y entretenido por un músico y una cantante. En el piso central e inferior observamos el desfile de los tributarios, con gran protagonismo para la lana, fundamento textil de la riqueza occidental

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"Cara de la Guerra" del Estandarte de Ur (ca. 3000 AEC), Londres: Británico. Infantería y carros de combate publicitan el poder del rey. Los vencidos caen bajo las ruedas de los carros y los cascos de los caballos.

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LA DERROTA, LOS VENCIDOS    En la misma pieza, por la otra cara, descubrimos guerreros y unos miserables pateados por los caballlos. Son los vencidos, los derrotados, representados con esta iconografía coincidente en Mesopotamia (Estandarte de Ur) y Egipto (Paleta del rey Narmer). Si el vencedor se erige orgulloso, al vencido le corresponde el suelo.
La fotografía titulada Tank Man llegó a la iconosfera porque su autor (Jeff Widener, 1989) tuvo la prudencia de esconderla en la cisterna y evitar que fuera requisada por las autoridades. Parece un vencido que se levanta, o una versión moderna de David y Goliat.
 
ANIMALES FANTÁSTICOS    Los animales quiméricos representan síntesis de cualidades humanas y animales, atribuidas unas veces a la monarquía y otras a los animales terribles y monstruosos que en la mitología desafían al héroe que funda la dinastía real. Son ejemplos famosos de estas bestias las esfinges en Egipto y los lamasus (toros alados androcéfalos) en Mesopotamia y Persia. Esta abundancia de monstruos corresponde exclusivamente a la Antigüedad y desaparece con la llegada del clasicismo hacia el siglo V AEC.

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Águila leontocéfala, bronce mesopotámico del III milenio AEC. Mitad león y mitad águila, animales que reinan sobre la tierra y el cielo. Parece proteger a los ciervos






"Brutos mecánicos" decían los dobladores en Mazinger Z. Seguramente nadie haya inventado una iconografía tan amplia y variopinta de monstruos como el creador de Mazinger Z, Go Nagai, allá por 1972. El robot de la izquierda podría ser pariente de la hidra de Lerna (cabezas de serpiente)


Rahotep y su esposa Nofret, los 4.600 años
DIMORFISMO SEXUAL      En las parejas egipcias el varón muestra una encarnación más oscura que la mujer. Esta distribución del color, que a lo mejor se ajustaba a la realidad de aquel momento histórico (mayor exposición al sol del varón por su actividad pública o exterior), es hoy en día absolutamente convencional y se repite una y otra vez en la iconografía artística, sobre todo en el cine. Seguramente la imagen más antigua con presencia de esta iconografía sean las estatuas del príncipe Rahotep y su esposa Nofret, hallada en su tumbre de Meidum (Egipto), 2.600 AEC.
 
 
 
 
 
 
 
 

Lo bueno de un libro digital como el nuestro es que podemos cambiar de portada cada vez que queremos compartir una imagen. Este otoño he...