Estilo barroco en figuración: composición por medio de líneas diagonales, carne palpitante, expresión facial. Gian Lorenzo Bernini, David, 1623. Roma, Borghese |
Emoción
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Dos fenómenos culturales originales del Barroco inciden en las emociones: la mística, poesía de la emoción espiritual, y la ópera, cuya finalidad, a decir de sus propios inventores, es suscitar emociones. Sentir, emocionarse. En la centuria del Manierismo, los cristianos reformados habían rechazado las imágenes, recuperando la iconoclastia de judíos y musulmanes; por el contario, los cristianos seguidores del papa de Roma emplearán el arte barroco para ensalzar con redoblada fuerza las imágenes e impulsar la idolatría: en Semana Santa, imágenes dolientes de la Virgen y Jesucristo despiertan nuestra compasión para fortalecer nuestra devoción. En la publicidad que tragamos cada día a través de fotos y vídeos descubrimos que la emoción es lo que vende las cosas: imágenes de personas tierna o apasionadamente enamoradas nos venden perfumes mientras niños extasiados de placer nos venden alimentos. Por consiguiente, el Barroco, comprendido como propósito de las imágenes públicas, no ha terminado y merecería considerarse una cultura por completo contemporánea e incluso actual. En artes figurativas, sus innovaciones estilísticas e iconográficas --el acento en la expresión facial de los sentimientos, la iluminación tenerista-- continúan inspirando a pintores, fotógrafos y cineastas.
ESTILO
YUXTAPOSICIÓN Y TENEBRISMO Para producir emociones se emplea la composición yuxtapuesta, rica
en diagonales, por sus cualidades dinámicas. La yuxtaposición evita las continuidades del arte renacentista. Por yuxtaposición, las formas se oponen evitando la continuidad: los volúmenes (las paredes cóncavo-convexas típicas del Barroco), la iluminación (el tenebrismo pasa de la completa oscuridad a la iluminación), los colores (contrastes complementarios). La tensión está asegurada en la
obra barroca, sea diseño o plástica.
La iluminación focalizada en
la narración (tenebrismo) facilita la concentración del espectador, ya que borra todo lo que pueda despistar.
Georges La Tour hizo del tenembrismo el asunto mismo de sus cuadros. En todos ellos, una fuente de luz única, una vela o una tea, reúne silenciosamente a los personajes. San José, 1648, Louvre |
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El tenebrismo convenció a la mayoría de los pintores del Barroco en toda Europa: Artemisia Gentileschi y Pedro Ribera en Italia; Rembrandt en los Países Bajos; Georges La Tour en Francia; el joven Velázquez en España. No convenció, sin embargo, a los pintores que medraron en la corte de Francia, pintores de la exuberancia: Rubens, Simón Vouet, Charles Le Brun.
Una nueva oleada de tenebrismo arrancaría a finales del siglo XVIII con los pintores del Neoclasicismo. David lo importó de Roma, adonde había marchado a prepararse. La continuarán todos los artistas del Romanticismo, pintores (Gericault, Delacrox), pero sobre todo fotógrafos (Vilatoba). Desde entonces el cine no ha dejado de emplear el tenebrismo, pues no solo facilita la concentración del espectador en la escena, sino que puede aportar intimidad y misterio.
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El tenebrismo convenció a la mayoría de los pintores del Barroco en toda Europa: Artemisia Gentileschi y Pedro Ribera en Italia; Rembrandt en los Países Bajos; Georges La Tour en Francia; el joven Velázquez en España. No convenció, sin embargo, a los pintores que medraron en la corte de Francia, pintores de la exuberancia: Rubens, Simón Vouet, Charles Le Brun.
Una nueva oleada de tenebrismo arrancaría a finales del siglo XVIII con los pintores del Neoclasicismo. David lo importó de Roma, adonde había marchado a prepararse. La continuarán todos los artistas del Romanticismo, pintores (Gericault, Delacrox), pero sobre todo fotógrafos (Vilatoba). Desde entonces el cine no ha dejado de emplear el tenebrismo, pues no solo facilita la concentración del espectador en la escena, sino que puede aportar intimidad y misterio.
Siguiendo a Caravaggio, tenebrismo y escorzos, el fotógrafo Joan Vilatoba crea su alegoría: ¿En qué lugar del cielo te encontraré?, 1905 |
El éxtasis de la santa es repetido por medio de ondas inscritas en el tejido. Éxtais de Santa Teresa, 1660, por Bernini. Roma, Santa María de la Victoria |
ICONOGRAFÍA
CATARSIS EMOCIONAL Se incide en lo emocionante eligiendo
narraciones dramáticas, de las cuales se representa solamente los momentos de
clímax emocional, y los artistas se vuelven expertos en expresividad facial
(Bernini, David; Apolo y Dafne). Pero
la emoción puede también trasladarse de los personajes a sus atributos, sobre
todo a los ropajes (Bernini: Santa Teresa; Roma; San
Longino).A la mirada de la iconografía lisipea de Alejandro Magno, Bernini suma la ambición simbolizada por medio de texturas fruncidas: drapeados, encajes, rizos. Luis XIV, Versalles |
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HUMILDES El realismo en tanto que género que representa a los humildes lo hallamos en los grandes pintores del Barroco: Caravaggio, Velázquez, Rembrandt, Murillo. Pero no pintan todavía sus tribulaciones, su esfuerzo y su miseria, como harán los pintores socialistas del siglo XIX. No es arte reivindicativo o socialista.
HUMILDES El realismo en tanto que género que representa a los humildes lo hallamos en los grandes pintores del Barroco: Caravaggio, Velázquez, Rembrandt, Murillo. Pero no pintan todavía sus tribulaciones, su esfuerzo y su miseria, como harán los pintores socialistas del siglo XIX. No es arte reivindicativo o socialista.
El maestro del trampantojo italiano, Andrea Pozzo, firma el techo de la iglesia de San Ignacio, Roma, después de 1695 |
Pieter de Hooch, Patio de casa en Deft. Londres, National |
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"GÉNEROS MENORES" Se afianzan los géneros menores de la figuración,
particularmente en los Países Bajos: bodegones (Heda), paisajes rurales y
marinas (Ruysdael), interiores (Pieter de Hooch). Pequeños formatos que, junto
con los grabados, constituyen las posesiones artísticas de la clase burguesa.
En estos géneros menores triunfa el inefable pintor Vermeer (El artista y la modelo, Vista de Deft).
También en Italia triunfa Claude Lorrain con sus fantasiosos y emocionantes
paisajes de amanecer.
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Se aproxima la tormenta. Ruysdael, Molino de Wijk, 1660, Rijksmuseum |
Claudio de Lorena (Claude Lorrain), Embarco de la reina de Saba, 1648. Londres, National |
Así terminan incluso los papas: aprovecha la vida. Valdés Leal, Finis gloriae mundi, 1672. Sevilla, Hospital de la Caridad |
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Una variante de naturaleza muerta muy cultivada en el Barroco la “vanidad”, bodegón que llama nuestra atención sobre lo fútil de la ambición consumista y la ostentación: El sueño del caballero (Pereda), Finis Glorie Mundi (Valdés Leal).
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Velázquez
ICONOGRAFÍA La imaginación iconográfica de Velázquez no tiene
parangón en el siglo XVII, y su técnica naturalista de larga pincelada nos
resulta tan convincente como la minuciosa de Vermeer. En la Rendición de Breda, en vez de ofrecer un
mensaje obvio de triunfo del ejército español, Velázquez opta por representar
la caballerosidad de los contendientes, el reconocimiento del vencido por el
vencedor, e introduce así una lectura de nobleza y humanidad que nunca había
estado presente en el género de las batallas. En Las meninas el pretexto de un retrato de los reyes Felipe IV y
Mariana de Austria se transmuta en retrato de la corte, la princesa y los
funcionarios, mientras en las paredes se desarrollan fábulas alusivas a la
creación artística…; y, no obstante la abundancia de referencias iconográficas,
el elemento más celebrado por los espectadores es la representación del
espacio, la espontaneidad aparente de cada personaje, el aspecto de instantánea.
Velázquez, Las lanzas o La rendición de Breda, 1632, detalle. Prado |