Jesús icónico: de Buen Pastor a rabino sabio
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El cristianismo surge en Siria, una provincia del antiguo Imperio romano, en el primer siglo de nuestra
era y experimenta una difusión tan veloz y exitosa que en el siglo IV el emperador
Constantino decide enterrar la religión olímpica de sus antepasados y nombrar
al cristianismo religión oficial del imperio. Nadie se explica la razón del
extraordinario éxito de una religión vinculada, al menos en su en su origen, a
los humildes. Pero el cristianismo nos trae mensajes de convivencia solidaria y esto es algo que deseamos la mayoría de los habitantes del mundo.
ESTILO Naturalismo abstraizante Las primeras representaciones paleocristianas, pinturas y mosaicos de pobre calidad, no pueden compararse con el arte exquisito del estado romano. A partir de la oficialización del cristianismo (año 380), el dinero que antes se invertía para alabar a Júpiter y corte divina, se destinará ahora para engrandecer la figura de Cristo. El mosaico prevalecerá sobre otras técnicas representativas y llegará a su apogeo en el Medievo bizantino. El camino estilístico parte del naturalismo clásico para avanzar, lenta pero conscientemente, hacia un estilo abstraizante que culminará en Constantinopla.
SOPORTES Mosaicos Los soportes de la iconografía paleocristiana son, además del mosaico ya
señalado, los sarcógafos, la pintura mural en las catacumbas y los pergaminos
estructurados como códices. Estos últimos fueron preferidos por los amanuenses
de la iglesia cristiana en vez de los rollos de papiro que habían caracterizado
a los textos paganos.
ICONOGRAFÍA De
Cristo apolíneo a Cristo doctor ¿Cómo representar a Jesús o, desde un
enfoque iconoclasta, cómo simbolizarlo por medio de representaciones
figurativas? Esto es lo que debieron de preguntarse los primeros iconógrafos.
Utilizaron los temas iconográficos que tenían a mano. Veamos cinco de ellos.
"Buen
Pastor" sumerio, griego y paleocristiano. El último, en las catacumbas de San Calixto.
Un pastor joven,
rubio, apolíneo. Extraído de ellogosenelarteuniversal.blogspot.com
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1. Cristo como el Buen
Pastor. Esta figura tradicional simbolizaba entre nuestros antepasados la
filantropía, el darse a los demás. Las alusiones de los Evangelios a los
rebaños y a Jesús como pastor decidieron que esta iconografía pagana se
convirtiera en la más importante y reiterada en estos primeros siglos de
cristianismo.
2. Apolo, el dios solar.
"Yo soy la luz", se lee en el Evangelio, atribución común a todos los
dioses celestes.
Orfeo en las catacumbas de San Marcelino y Pedro,
Roma.
Representado con
lira, atributo de músico, y gorro frigio,
el cual señala su
origen oriental
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3. Orfeo, el famoso músico
que descendió a los infiernos para recuperar a Eurídice. También Jesús vence a
la muerte y aplaca a los demonios.
4.
Prefiguraciones de Cristo. Cualquier personaje de la mitología pagana o de la
mitología judía famoso por haber superado pruebas de martirio o de haber
luchado contra monstruos para salvar a su pueblo, sirvió a los iconógrafos
paleocristianos para refirse a Jesús, porque también él luchó contra un ser
monstruoso (el demonio) y superó dolorosas pruebas en auxilio de los demás. Son
prefiguraciones de Cristo para la iconografía los siguientes: Hércules (el más
famoso y veterano héroe exterminador de bestias), David (el célebre adolescente
que derrumbó a Goliat), Jonás (capaz de sobrevivir a la deglución del leviatán,
un monstruo marino), Judit (la única prefiguración femenina: mató al fiero
Holofernes). Y por supuesto todos los profetas: Noé salvó a su pueblo del
diluvio; Moisés salvó al suyo de la esclavitud.
Hércules en el
jardín de las Hespérides
a punto de robar
manzanas de oro;
la manzana y la
serpiente parecen referirse al
pecado original. Catacumbas en Via Latina, Roma
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5.
Cristo como doctor sirio. Se denomina "Cristo siríaco" la
representación de Jesús como sabio o rabino judío, con el aspecto, además, de
un habitante de ese país, es decir, moreno, cabello largo, barba y bigote. La
indumentaria de esta iconografía se compone de túnica de manga larga
(dalmática) y el manto típico con el que entonces se representaba siempre a los
maestros (palio). Esta es la iconografía que prefirió la iglesia cristiana
institucionalizada y oficial a partir del siglo V. No será solamente la imagen
de Jesús en la Edad Media, sino la de todos los reyes cristianos.
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