Revolución
artística En los
últimos veinticinco años del siglo XIX, Francia, el primer gran país de Europa en eliminar definitivamente la monarquía, se convierte en un hervidero
de revoluciones culturales. Bulle de artistas y propuestas de renovación
artística. Los ismos o vanguardias son movimientos artísticos que
se oponen a las reglas fundamentales de la figuración clásica, de modo que
quiebran las reglas del arte académico.
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A menudo, las vanguardias surgen porque distintos artistas con pretensiones de crear un arte subversivo deciden exponer juntos para que su propia unión dé fuerza y legitimidad a sus trabajos; además, las acciones en grupo suelen lograr mayor notoriedad que las acciones individuales y el arte siempre necesita publicidad. También para aumentar esa notoriedad se crearán los nombres de las vanguardias, en todo equivalentes a marcas comerciales (“Rayonismo”, “Futurismo”, “Minimalismo” etc.) y serán presentadas a la prensa y al público por medio de manifiestos.
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A menudo, las vanguardias surgen porque distintos artistas con pretensiones de crear un arte subversivo deciden exponer juntos para que su propia unión dé fuerza y legitimidad a sus trabajos; además, las acciones en grupo suelen lograr mayor notoriedad que las acciones individuales y el arte siempre necesita publicidad. También para aumentar esa notoriedad se crearán los nombres de las vanguardias, en todo equivalentes a marcas comerciales (“Rayonismo”, “Futurismo”, “Minimalismo” etc.) y serán presentadas a la prensa y al público por medio de manifiestos.
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La
experimentación en artes plásticas se dirigió contra todos los elementos de la
figuración tradicional:
1) Derribar el estilo naturalista. Primero,
había que derribar el corsé estilístico del academicismo. Contra el naturalismo
se elevaron la experimentación cromática (estilo impresionista,
estilo expresionista, estilo divisionista) y la experimentación compositiva
(estilo cubista).
2)
Superar la iconografía académica. Después se nutrió la iconografía con nuevos
contenidos para superar las sempiternas referencias mitológicas y religiosas.
La solución más aclamada y compartida por los artistas de vanguardia fue el
simbolismo. Las nuevas alegorías se construyen con imágenes sugestivas cuya
riqueza de significados no es siempre deducible. Cuando el simbolismo se
obtiene por medio de imágenes que muestran mundos imposibles o metafísicos,
hablamos de iconografía surrealista.
3)
Superar la propia figuración. Más radicales, algunos artistas abandonaron la
figuración a la búsqueda de un arte específicamente formal (abstracción).