miércoles, 21 de febrero de 2018

Capítulo 22. Vanguardias Art Nouveau (I): el Impresionismo


Pintar deprisa antes de que la atmósfera 
cambie, recomendaban los pintores 
impresionistas franceses. Para rapidez, la 
fotografía. Edward Steichen, Chaparrón 
de primavera, 1900. Vista en 
Camera Work (19111)
LA CULTURA FIN DE SIGLO (1875-1915) 
Art Nouveau      La cultura artística art Nouveau parece un renacimiento de la sensibilidad rococó: de nuevo, el gusto por el color dulce y brillante; de nuevo, el gusto por la línea y las superficies orgánicas. Y ahora, más incluso que en el rococó, el protagonismo de la mujer en el arte no conoce límites. En este contexto de brillantez cromática sobresalen por amplitud y favor público dos vanguardias figurativas: (1) el Impresionismo, esencialmente una vanguardia estilística, caracterizada por el aspecto fresco de su factura, y (2) el Simbolismo, una vanguardia iconográfica que encuentra alegorías infinitas sobre todo en el comportamiento y las actitudes femeninas. Otras vanguardias originadas en el tiempo del Art Nouveau son el Expresionismo y el Neoimpresionismo.

En el presente capítulo nos ocupamos de dos vanguardias esencialmente estilísticas y originadas ambas en París a finales del siglo XIX: el Impresionismo (ha. 1870) y el Neoimpresionismo (ha. 1880). 
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El Impresionismo
La poesía sublime de la atmófera neblinosa magistralmente 
captada por Peter H. Emerson, Río Mystic, 1895, 
Universidad de Leicester
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ACLARACIÓN: Impresionismo o Pictorialismo       El Impresionismo es la vanguardia originalmente pictórica que, hacia 1875, permitió a los artistas legitimar el abocetado como estilo final de una representación. Aunque se trata de una vanguardia en origen pictórica, la producción fotográfica en este estilo es inmensa e igualmente célebre. En numerosos libros suele aludirse a ella como “pictorialismo” (véase la discusión sobre este concepto en el capítulo 17). A propósito, las primeras exposiciones de pintura impresionista tuvieron lugar en el parisino estudio del fotógrafo Nadar.
Pionero del arte de representar lo evanescente.
William Turner, Lluvia, vapor y velocidad, 
1844, Londres, National Gallery
 


Pierre Dubreil, Día lluvioso, Palacio Garnier, 1895, 
París, Museo de Orsay

Fotografía y pintura todo en uno, Demachy 
creaba imágenes únicas que no podían 
reproducirse. Robert Demachy, 
 Cabeza, 1896, París, 
 Sociedad Francesa de la Fotografía
Funcionalidad del estilo impresionista            Numerosas posibilidades funcionales. Primero, la representación de los elementos atmosféricos húmedos adquiere mayor relieve con el estilo abocetado. Además, el estilo impresionista puede aportar dinamismo, e incluso, un aire onírico y melancólico tanto a personajes como a vistas de paisaje.

Claude Monet, pintura de la serie Estación 
de San Lázaro, 1877, París, Museo de Orsay
El estilo impresionista asociado a los fenómenos atmosféricos ya era famoso en William Turner mucho tiempo antes de que se hablara de Impresionismo o Pictorialismo. Entre 1870 abrazan el estilo impresionista artistas de todo el mundo occidental: Inglaterra (James MacNeill Whistler, Singer Sargent), Francia (Claude Monet, Pierre A. Renoir, Camille Pisarro), España (Joaquín Sorolla, Ramón Casas). 
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En fotografía, la lluvia fue bellamente inmortalizada por Edward Steichen y Pierre Dubreil. Los paisajes impresionistas o pictorialistas más famosos  de la fotografía corresponden al album Marsh Leaves de Peter H. Emerson. Robert Demachy, fascinado por los estilos de los artistas franceses Degas y Toulouse-Lautrec, logró, con un proceso técnico que incluía goma bicromatada, fotografiar para a continuación dibujar, de modo que cada una de sus obras es tan única como un lienzo y constituyen ejemplos paradigmáticos de la unión armoniosa de las dos técnicas fundamentales de la figuración del siglo XIX: fotografía y pintura.
Alvin L. Coburn, Wapping, 1904

Sin abundar en detalles, la representación de
de la atmósfera nos inunda; el puente recuerda a 
un crucificado. Se comprueba en este cuadro que el 
estilo impresionista puede utilizarse como un 
recurso emocionante. James A. M. Whistler,  
Puente de Battersea
1875, Londres, Tate
En esta ocasión el abocetado o estilo 
impresionista por medio de colores oscuros 
ofrece una lectura decadente y melancólica de 
este famoso centro de diversión del París 
vanguardista.  Ramón Casas,  
Baile en el Moulin de la Galette, 
1890, Sitges, Museo Cau Ferrat

En el siglo XXI tenemos perfectamente asimilado el estilo impresionista y se emplea en todo tipo de 
 iconografías. Aquí el abocetado con acuarela parece subrayar los estragos de las bombas en
 los escenarios bélicos; el aspecto de garabato subraya el "garabato" en que se han convertido los 
escaparates y balcones de esta sufrida calle. 
Ashley Wood, Metal Gear Solid, novela ilustrada, 2006


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Robert Capa, Desembarco en la playa de Omaha, día D, 1944.
El estilo impresionista aporta una lectura de confusión en un escenario 
convulso y aporta un dinamismo extraordinario y vibrante. 



El Neoimpresionismo       
Todos los nombres de este estilo lo ayudan a explicarlo: “Impresionismo científico”, “Divisionismo”, “Puntillismo”.   
El estilo neoimpresionista, aunque derivado del dinámico estilo 
impresionista, sugiere hieratismo, como si el grano modular 
detuviera el tiempo.  Georges Seurat, Bañistas en Asnières, 
1884, Londres, National Gallery
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El estilo impresionista fue sometido a una calculada y fría construcción modular, como si al otro lado del pincel hubiera no una mano biológica sino la mano infalible de un robot. Al decir "módulo" nos referimos a elementos de idéntica silueta e idéntico valor; pueden ser redondos, cuadrangulares, no importa la silueta, pero sí la equivalencia de su valor: la suma de los módulos de color evidencia la “científica” construcción de la imagen.
George H. Seeley, Bodegón con botella y manzanas, 1916

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Gustave Marissiaux, Roscoff, visión del artista,  1917

Del pintor Georges Seurat, que lo presentó en la década de 1880 (Tarde de verano en la Grande Jatte; Bañistas en Asnieres), pasó a todos los demás. El nuevo estilo deslumbró a todos sus coetáneos y todos, absolutamente todos los artistas antes o después, lo practicaron, seguramente porque entendieron que ofrecía un profundo aprendizaje del color. Unos años después, la invención de la placa de vidrio autocroma permitió a los fotógrafos compartir el estilo pictórico a todo color. En particular la obra de Heinrich Kühn, tanto sus fotografías en color como las realizadas en blanco y negro, poseen un grano lo suficientemente grueso que nos permite observar su valor modular y constructivo. Merece recordarse también la fotografía de Gustave Marissiaux, siempre en blanco y negro, y en cuyas obras el puntillismo es la fórmula para detener el paisaje y suspenderlo en la eternidad. 
Heinrich Kühn, Mary y Edeltrude en la yerba, 1019, 
Nueva York, Metropolitan, placa autocroma
En este cuadro el módulo no es un puntito 
redondo ni cuadrado, tiene aspecto de lezna. 
Le sirve al pintor Balla para representar la 
emanación fotónica de la luz eléctrica. 
Este es un caso clarísimo de apropiacion del
 estilo neoimpresionista por parte de un
vanguardista de otro país y otros propósitos: 
un futurista italiano. Los futuristas querían 
representar lo tecnológico, desde la luz 
eléctrica hasta los aviones, y para hacerlo 
empleaban cualquier estilo que fuera adecuado, 
desde el puntillistmo hasta el cubismo.
 Giacomo Balla, Luz en la noche, 1908

Lo bueno de un libro digital como el nuestro es que podemos cambiar de portada cada vez que queremos compartir una imagen. Este otoño he...