LA CULTURA FIN DE SIGLO (1875-1915)
Art Nouveau La cultura artística art Nouveau parece
un renacimiento de la sensibilidad rococó: de nuevo, el gusto por el
color dulce y brillante; de nuevo, el gusto por la línea y las
superficies orgánicas. Y ahora, más incluso que en el rococó, el
protagonismo de la mujer en el arte no conoce límites. En este contexto
de brillantez cromática sobresalen por amplitud y favor público dos vanguardias figurativas: (1) el Impresionismo, esencialmente
una vanguardia estilística, caracterizada por el aspecto fresco de su
factura, y (2) el
Simbolismo, una vanguardia iconográfica que encuentra alegorías
infinitas sobre todo en el comportamiento y las actitudes femeninas. Otras vanguardias originadas en el tiempo del Art Nouveau son el Expresionismo y el Neoimpresionismo.
En el presente capítulo nos ocupamos de dos vanguardias esencialmente estilísticas y originadas ambas en París a finales del siglo XIX: el Impresionismo (ha. 1870) y el Neoimpresionismo (ha. 1880).
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En el presente capítulo nos ocupamos de dos vanguardias esencialmente estilísticas y originadas ambas en París a finales del siglo XIX: el Impresionismo (ha. 1870) y el Neoimpresionismo (ha. 1880).
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El
Impresionismo
La poesía sublime de la atmófera neblinosa magistralmente captada por Peter H. Emerson, Río Mystic, 1895, Universidad de Leicester |
ACLARACIÓN: Impresionismo o Pictorialismo El Impresionismo es la vanguardia originalmente pictórica que, hacia 1875, permitió a los artistas legitimar el abocetado como estilo final de una representación. Aunque se trata de una vanguardia en origen pictórica, la producción fotográfica en este estilo es inmensa e igualmente célebre. En numerosos libros suele aludirse a ella como “pictorialismo” (véase la discusión sobre este concepto en el capítulo 17). A propósito, las primeras exposiciones de pintura impresionista tuvieron lugar en el parisino estudio del fotógrafo Nadar.
Pionero del arte de representar lo evanescente. William Turner, Lluvia, vapor y velocidad, 1844, Londres, National Gallery |
Pierre Dubreil, Día lluvioso, Palacio Garnier, 1895, París, Museo de Orsay |
Fotografía y pintura todo en uno, Demachy creaba imágenes únicas que no podían reproducirse. Robert Demachy, Cabeza, 1896, París, Sociedad Francesa de la Fotografía |
Claude Monet, pintura de la serie Estación de San Lázaro, 1877, París, Museo de Orsay |
El
estilo impresionista asociado a los fenómenos atmosféricos ya era famoso en
William Turner mucho tiempo antes de que se hablara de Impresionismo o Pictorialismo.
Entre 1870 abrazan el estilo impresionista artistas de todo el mundo occidental: Inglaterra (James MacNeill Whistler, Singer Sargent), Francia (Claude Monet, Pierre A. Renoir, Camille Pisarro), España (Joaquín Sorolla, Ramón Casas).
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En fotografía, la lluvia fue bellamente inmortalizada por Edward Steichen y Pierre Dubreil. Los paisajes impresionistas o pictorialistas más famosos de la fotografía corresponden al album Marsh Leaves de Peter H. Emerson. Robert Demachy, fascinado por los estilos de los artistas franceses Degas y Toulouse-Lautrec, logró, con un proceso técnico que incluía goma bicromatada, fotografiar para a continuación dibujar, de modo que cada una de sus obras es tan única como un lienzo y constituyen ejemplos paradigmáticos de la unión armoniosa de las dos técnicas fundamentales de la figuración del siglo XIX: fotografía y pintura.
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En fotografía, la lluvia fue bellamente inmortalizada por Edward Steichen y Pierre Dubreil. Los paisajes impresionistas o pictorialistas más famosos de la fotografía corresponden al album Marsh Leaves de Peter H. Emerson. Robert Demachy, fascinado por los estilos de los artistas franceses Degas y Toulouse-Lautrec, logró, con un proceso técnico que incluía goma bicromatada, fotografiar para a continuación dibujar, de modo que cada una de sus obras es tan única como un lienzo y constituyen ejemplos paradigmáticos de la unión armoniosa de las dos técnicas fundamentales de la figuración del siglo XIX: fotografía y pintura.
Alvin L. Coburn, Wapping, 1904 |
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Robert Capa, Desembarco en la playa de Omaha, día D, 1944. El estilo impresionista aporta una lectura de confusión en un escenario convulso y aporta un dinamismo extraordinario y vibrante. |
El Neoimpresionismo
Todos
los nombres de este estilo lo ayudan a explicarlo: “Impresionismo científico”,
“Divisionismo”, “Puntillismo”.
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El estilo impresionista fue sometido a una calculada y fría construcción modular, como si al otro lado del pincel hubiera no una mano biológica sino la mano infalible de un robot. Al decir "módulo" nos referimos a elementos de idéntica silueta e idéntico valor; pueden ser redondos, cuadrangulares, no importa la silueta, pero sí la equivalencia de su valor: la suma de los módulos de color evidencia la “científica” construcción de la imagen.
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Del pintor Georges Seurat, que lo presentó en la década de 1880 (Tarde de verano en la Grande Jatte; Bañistas en Asnieres), pasó a todos los demás. El nuevo estilo deslumbró a todos sus coetáneos y todos, absolutamente todos los artistas antes o después, lo practicaron, seguramente porque entendieron que ofrecía un profundo aprendizaje del color. Unos años después, la invención de la placa de vidrio autocroma permitió a los fotógrafos compartir el estilo pictórico a todo color. En particular la obra de Heinrich Kühn, tanto sus fotografías en color como las realizadas en blanco y negro, poseen un grano lo suficientemente grueso que nos permite observar su valor modular y constructivo. Merece recordarse también la fotografía de Gustave Marissiaux, siempre en blanco y negro, y en cuyas obras el puntillismo es la fórmula para detener el paisaje y suspenderlo en la eternidad.
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El estilo impresionista fue sometido a una calculada y fría construcción modular, como si al otro lado del pincel hubiera no una mano biológica sino la mano infalible de un robot. Al decir "módulo" nos referimos a elementos de idéntica silueta e idéntico valor; pueden ser redondos, cuadrangulares, no importa la silueta, pero sí la equivalencia de su valor: la suma de los módulos de color evidencia la “científica” construcción de la imagen.
George H. Seeley, Bodegón con botella y manzanas, 1916 |
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Gustave Marissiaux, Roscoff, visión del artista, 1917 |
Del pintor Georges Seurat, que lo presentó en la década de 1880 (Tarde de verano en la Grande Jatte; Bañistas en Asnieres), pasó a todos los demás. El nuevo estilo deslumbró a todos sus coetáneos y todos, absolutamente todos los artistas antes o después, lo practicaron, seguramente porque entendieron que ofrecía un profundo aprendizaje del color. Unos años después, la invención de la placa de vidrio autocroma permitió a los fotógrafos compartir el estilo pictórico a todo color. En particular la obra de Heinrich Kühn, tanto sus fotografías en color como las realizadas en blanco y negro, poseen un grano lo suficientemente grueso que nos permite observar su valor modular y constructivo. Merece recordarse también la fotografía de Gustave Marissiaux, siempre en blanco y negro, y en cuyas obras el puntillismo es la fórmula para detener el paisaje y suspenderlo en la eternidad.
Heinrich Kühn, Mary y Edeltrude en la yerba, 1019, Nueva York, Metropolitan, placa autocroma |