viernes, 21 de marzo de 2025

19. Romanticismo: Ilustración, caricatura y ficción

Caricaturas y figurines 

Figurín de Anaïs Toudouze, ha. 1860
La revolución industrial llega también a la prensa y produce una avalancha de material gráfico. Desde 1830 aproximadamente, la prensa ya puede considerarse un medio de comunicación de masas porque es capaz de producir una verdadera avalancha gráfica a un precio reducido. La mayoría solo publica palabras, pero algunos medios incrementan su magnetismo con ilustraciones de diverso género, sobre todo caricaturas, explicaciones de labores y figurines de moda.

La ilustración de moda vive ahora también su revolución. Solo en España, entre 1830 y 1870, ven la luz casi cuarenta títulos de prensa dedicada a la mujer y la familia, y todas quieren publicar figurines de moda. Los mejores los compran a editoriales francesas nutridas por figurinistas como Anaïs Toudouze y Heloise Leloir, artistas y hermanas, de estilo semejante e intercambiable, las cuales desarrollan los procedimientos necesarios para representar en el pequeño formato del figurín algo tan difícil como las texturas de los tejidos.  

Las caricaturas más recordadas suelen ser de tipo político y algunas de las primeras y más famosas provienen del siglo XVIII y de Reino Unido, única nación que poseía un parlamento y los políticos necesitaban hacer campañas para arrimar votos a su favor. Pero obstante, la caricatura es tan universal como el dibujo y se encuentra en todo lugar y tiempo.

 Las caricaturas más recordadas suelen ser de tipo político y algunas de las primeras y más famosas provienen del siglo XVIII y de Reino Unido, única nación que poseía un parlamento y los políticos necesitaban hacer campañas para arrimar votos a su favor. Pero obstante, la caricatura es tan universal como el dibujo y se encuentra en todo lugar y tiempo.

Caricatura de H. Daumier, 1834


 

T. Nast, Tío Sam, ca. 1860
 

 

 

 

 

 

 

 

 

En los años del Romanticismo destacaremos al menos dos caricaturistas de larguísima y pródiga carrera: el francés Honoré Daumier y el estadounidense Thomas Nast

Daumier es considerado no solamente el decano de la caricatura francesa sino también uno de los primeros artistas del Realismo, esa vanguardia que retrata a los desfavorecidos de nuestra sociedad. Creador de miles de litografías, sus dibujos aparecieron principalmente en los periódicos La caricature y Le Charivari.

T. Nast, Papa Noel leyendo las cartas, ha. 1870
En América, Thomas Nast fue un dibujante poderoso; amigo de políticos y de intelectuales, su carrera se prolongó durante sesenta años. Caracterizó a los republicanos como elefantes (él mismo era republicano) y a los demócratas como burros. Se le atribuyen dos iconografías de entre las más famosas del siglo XIX: el tío Sam y Papa Noel. 

   



Argumentos e iconos de la ficción romántica 

Lucha de clases y escapismo     Revoluciones incesantes, asaltos al poder. La aristocracia débil se funde con la pujante burguesía dueña de bancos y fábricas. Los proletarios, los nuevos esclavos, se alían en sindicatos y exigen dignidad. El tema fundamental de la ficción romántica es siempre la lucha de clases, esto es, la disolución de la legitimidad de los privilegios nobiliarios y el derecho a luchar por la igualdad. 

La igualdad social puede leerse entre clases y, cada vez más, entre sexos. La mujer es la otra gran protagonista de la literatura romántica: la mujer que desafía el patriarcado, se aboca a ser tachada de inmoral pero que, sostenida por el escritor, encuentra su redención.

Por último, la ficción romántica es casi invariablemente escapista: los románticos huían de su tiempo viajando al pasado cuando leían novelas o admiraban obras de teatro. El historicismo evidente en la arquitectura romántica de nuestras ciudades inundaba todos los objetos; la propia Historia, como disciplina intelectual, estaba de moda y se escribía sobre el pasado en todo tipo de revistas.

      

Novelas del Romanticismo más adaptadas     Es importante hacer una aclaración aquí: no incluimos grandes éxitos del Romanticismo inspirados en otras épocas como Los tres mosqueteros (A. Dumas) o La isla del tesoro (Robert L. Stevenson).  

1843, T. Gautier, La dama de las camelias. Inmortalizada en ópera (G. Verdi y F. M. Piave, La traviata, 1851) y en cine (G. Cukor, Camille, 1936). Uno de los papeles más famosos interpretados por artistas como Greta Garbo y Maria Callas. 

Por una vez al menos en el Romanticismo, el argumento no huye de su propio tiempo. Introduce la lucha de clases y la lucha de los sexos a través de un filtro moral que siempre ha despertado susceptibilidades, pues se refiere (solo implícitamente; no había necesidad de mentar la Biblia en aquel tiempo, pues todo el mundo la conocía), alude a Jesús perdonando a las mujeres que no son castas. La heroína se redime de su "pecado" renegando de su amor para liberar a la familia de su amante de la verguenza que le produce semejante relación. Al final, enferma de tisis, fallece.

¿Pero qué redime realmente a esta heroína? Tanto su muerte, como su propia renuncia a la felicidad del amor verdero. El personaje se eleva y produce una conmoción en los espectadores. Es al mismo tiempo un argumento sobre la belleza sublime del amor y un argumento realista, en el sentido de enaltecer a una parte marginada de la sociedad.


Maite Niebla (ilustradora), La dama de las camelias, 2020


1843, Charles Dickens, Un cuento de navidad. Rompe todos los récords de adaptación: al año siguiente de su publicación, había ya montajes teatrales por toda Inglaterra. Dickens ofrece aquí su filosofía de la navidad: tiempo de caridad, de generosidad, y salta a la vista que la hemos asimilado. 

De nuevo, la lucha de clases, esta vez clases monetarias, y la posibilidad de reunirse gracias al tiempo "mágico" navideño que nos impulsa a superar nuestros prejuicios y nuestra roñosería. 

 

Robert Zemeckis, A Christmas' Carol, 2009

1846, Alejandro Dumas, El conde de Montecristo. Apenas dos años después de Los tres mosqueteros, Dumas publicó una segunda novela destinada igualmente a convertirse en semilla de grandes narraciones de aventuras. Filmaffinity destaca las versiones cinematográficas dirigidas por José Dayan (1988) y Mathieu Delaporte (2024), así como la extraordinaria versión anime Gankutsuou (2024).

Montecristo es una mezcla de Gilgamesh y Orestes, aventurero y vengador, modelo de miles de películas posteriores: la fórmula más comercial de la ficción.  

 


Lady Edna Clarke, ha. 1900

1847, Emily Brontë, Cumbres borrascosas. La obra de ficción que más se ajusta a la estética del Romanticismo: paisaje sublime que alimenta el alma de sus protagonistas con una energía perturbadora. La libertad de que disfrutan estos personajes no es de este mundo, como si fueran hijos del viento y no de los humanos. 

A pesar de ser extraordinaria y absolutamente literaria, Cumbres borrascosas se ha adaptado docenas de veces al teatro y a su equivelante grabado, el cine. Películas maravillosas, nos encantan, y aún así, nunca resultan satisfactorias porque la energía que emana de la novela no permite solo la puede visualizar la imaginación.

Lady Edna Clarke ha dejado numerosos dibujos y acuarelas que ilustran esta novela.

 

1847, Charlotte Brontë, Jane Eyre. El cuento gótico modélico ha de contar con una casa sombría y robusta que exija tanto protagonismo como los personajes. En ella las sombras deambulan misteriosamente, porque ninguno de sus antiguos pobladores la han abandonado completamente. La futura Rebeca (Daphne du Maurier, 1938) se nutrirá a partes iguales de Jane Eyre y de Cenicienta

También Jane Eyre es una novela sobre las clases sociales porque la institutriz que es contratada por una mansión noble no deja de ser una persona humilde infiltrada en el mundo aristocrático. Jane Eyre fue la novela escrita por una mujer más adaptada por el cine durante más de cincuenta años; hoy superada por el renacimiento Austen. 

 


1862, Víctor Hugo, Los miserables. Favorita del cine y del musical, siempre de moda y seguramente la obra de arte realista más sobresaliente del siglo XIX.

A la izquierda la famosa imagen del cartel del musical de 2009.  

 


1865, Lewis Carrol, Alicia en el país de las maravillas. Carrol inventa universos paralelos, donde la sorpresa importa mucho más que las derivaciones simbólicas. Hay más versiones de Alicia que palabras en su texto original. Frente a de Tim Burton, que aprovecha las fuentes masivas de Hollywood, señalamos la artesana y casi barata de Jan Svankmajer (1988), cuyo cartel añadimos a estas letras.

Alicia es también el modelo de las obras más conocidas de Hayao Miyazaki, en particular Chihiro, 2001 y  El chico y la garza (2023). Una vez más, la maravilla reina sobre la interpretación.

 

Ficción del siglo XX ambientada en el Romanticismo. La recreación del Romanticismo exhibe siempre escenografías brillantes y contrasta los símbolos de las clases sociales enfrentadas. Solo traemos dos novelas y sus famosas adptaciones cinematográficas, aclamadas por el público y crítica.

1937, Margaret Mitchell, Lo que el viento se llevó. Llevada al cine por, entre otros, Victor Fleming (1950). Por descontado, la gran protagonista es una mujer, la famosa Scarlet O'Hara: crece desde una juventud mimada y consentida para convertirse en una adulta valiente, una empresaria y también una persona sin escrúpulos, adaptada a la violencia que la rodea como mujer y como habitante de una nación en construcción.     

Luchino Visconti, El gatopardo, 1960. Fotograma con Claudia Cardinale

1957, G. Tomassi di Lampedusa, El gatopardo. Versión cinematográfica bellísima de Luchino Visconti (1963). A su manera, representa el equivalente europeo de la novela anterior. En América no había aristocracia, pero en Europa sí. Las revoluciones obligarán a nobles y burgueses a entenderse. 

 

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Lo bueno de un libro digital como el nuestro es que podemos cambiar de portada cada vez que queremos compartir una imagen. Este otoño he ...